Pro Zion Junio 2025

Shalom a todos, 


Estamos muy agradecidos con el Señor que hace unos días se ha declarado el termino de la guerra con Irán. Sabíamos que terminaría eventualmente, pero oramos porque terminara pronto. El Señor escuchó nuestras plegarias! 

En este artículo, quiero que me acompañen a leer un fragmento del libro de Silvia Cherem “por nuestras libertades” donde describe, la paradoja de boicotear a un país como Israel. 
A través de su narración conoceremos un poco más sobre Israel y aprenderemos sobre la doble moral de aquellos que boicotean al estado de Israel. Incluyendo a Yahya Sinwar, líder de Hamás y quien concibió la maldad del 7 de octubre, a quien operaron y trataron médicos israelíes hasta recuperar su salud.  Seguramente en el siguiente fragmento de su libro se sorprenderán de otros hechos tan interesantes como este. Disfruten!

"Israel, el único país democrático y liberal en el Medio Oriente. Una minúscula nación, casi del tamaño del estado mexicano de Hidalgo, que en coche se puede transitar de punta a punta en seis horas (424 kilómetros de largo), y de lado a lado en media hora (su parte más angosta son 21 kilómetros, la mitad de lo que se corre en un maratón). Un país judío rodeado de 22 naciones árabes-musulmanas en su mayoría enemigas,65 gobernadas por líderes autocráticos que se enriquecen con el petróleo y estrangulan a sus pueblos con la religión.
Israel, el único en la zona donde hay igualdad entre hombres y mujeres. El único con total apertura para la comunidad LGTBQ+ y el único donde a nadie matan por disentir. El único del Medio Oriente con división de poderes; y el único donde todo está señalizado en hebreo, árabe e inglés, las tres lenguas en cada camión, escuela u hospital. El único donde sus ciudadanos son personas de todas las religiones y credos porque, con la mayoría judía, hay drusos, beduinos, cristianos y musulmanes que estudian, trabajan y pueden servir en el ejército como ciudadanos israelíes. Más aún: 21% de la población de Israel es árabe y hay dos partidos árabes representados en la Knéset, el parlamento. Israel, donde más libros se leen en el mundo y donde más árboles se plantan. Donde se aprendió a cultivar el desierto, a aprovechar la energía solar y el agua del mar, décadas antes de que estos temas estuvieran en boga. El país que per capita tiene el mayor número de start-ups del mundo, el segundo lugar en Premios Nobel y el primero en patentes porque sin recursos naturales, confiando en el intelecto humano para progresar, ha impulsado las innovaciones médicas, científicas y tecnológicas con las que han favorecido al mundo entero. 
¿Boicotear? Son creación israelí un sinfín de avances que usamos de forma cotidiana. Por nombrar sólo algunos: el procesador Intel de las computadoras, la memoria USB, los teléfonos celulares, los drones, el Waze, inclusive las prensas índigo digitales para impresiones comerciales. En el campo de la medicina: el software para la microbomba de insulina, la Pillcam para hacer endoscopías, el Mazor Robotics Spine Assist para hacer cirugías altamente precisas de columna, el MyEye2 para recuperar la visión con inteligencia artificial, el parche para la migraña, el ReWalk Robotics que permite a las personas paralizadas volver a caminar. También herramientas agrícolas y para preservar el medio ambiente como el riego por goteo, los paneles solares, las plantas desalinizadoras para potabilizar el agua de mar… La lista es enorme, ¡hasta el jitomate cherry es invención israelí! Por eso es que Aarón Ciechanover, Nobel de Química en 2004, descubridor de la ubiquitina, que regula la degradación de las proteínas en las células y permite entender cómo se generan cánceres o padecimientos mentales, ha sido una de las voces más activas para tildar de hipócritas a quienes avalan el BDS, porque como director del Instituto Rappaport de Investigaciones Médicas del Technion, él mismo ha sido testigo de la doble moral de quienes vociferan el boicot contra Israel. Le consta, por lo que ha visto con sus propios ojos, que cuando están enfermos buscan doctores judíos, medicamentos descubiertos por judíos y técnicas inventadas en Israel, a fin de sanar. Inclusive cuando un terrorista o un incitador antisemita toca la puerta de su hospital, lo atienden. Ciechanover me lo dijo personalmente: “Creemos en la condición de Tikún Olam, reparar al mundo: actuar para dejar un mejor mundo a nuestros descendientes, una condición de compromiso y generosidad que enaltece al judaísmo. Por eso, en el momento en que cualquiera ingresa al hospital Rambam del Technion, o a cualquier otro en Israel, el individuo se convierte en un paciente más; no tomamos en cuenta lo que piensa o proclama”. Ironías del destino, al propio Yahya Sinwar, líder de Hamás y quien concibió la maldad del 7 de octubre, le encontraron un tumor canceroso en la cabeza mientras estuvo preso en una cárcel israelí. En el Estado judío lo operaron médicos israelíes, le dieron tratamientos israelíes, lo curaron con medicinas israelíes y retomó su vida gracias a la salud que le brindó el sistema hospitalario israelí. Algo apesta. La consigna de los derechos humanos que debería de defender la diversidad, la equidad y la igualdad para todos, ha resultado el traje idóneo para el BDS, para perseguir judíos y para blanquear al islamismo radical que promueve Irán. Han comenzado con el eslabón más vulnerable: el ataque a los judíos, pero esta injusticia amenaza al sistema en su totalidad".

Cherem, Silvia. Por nuestras libertades (antes de que sea demasiado tarde): Claves para entender el Medio Oriente y el oscurantismo que se avecina en Occidente (pp. 128-129). (Function). Kindle Edition. 


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