Editorial Junio 2025
17 de Sivan de 5785
(13 de junio de 2025): ¿una fecha elegida por la historia… o por Adonai?
Por: César Echezuría
El 17 de Sivan, fecha que en el calendario hebreo conmemora la detención
del arca de Noé sobre el monte Ararat, fue el día escogido por Israel para
lanzar su ofensiva contra Irán. ¿Coincidencia? ¿Mensaje? Para muchos creyentes,
esta conexión entre el fin del diluvio y el inicio de un nuevo capítulo para la
humanidad encierra un profundo simbolismo: cuando el juicio divino termina,
la renovación comienza. En un contexto cargado de tensión, destrucción y
búsqueda de justicia, Israel parece haber actuado de acuerdo con su
historia, y con la bendición del cielo de su lado.
¿Qué significa el
17 de Sivan?
En el calendario hebreo, el 17 de Sivan no es una fecha mayor como Pésaj
o Shavuot, pero sí es un día cargado de memoria espiritual y significado
bíblico. Según la tradición judía, fue el día en que el arca de Noé se
detuvo en el monte Ararat (Génesis 8:4). Después de meses de juicio, aguas
violentas y desolación, el arca, que es símbolo de salvación, encontró reposo.
Ese momento marcó el comienzo de una nueva etapa para la humanidad: una
era de reconstrucción, de pacto renovado, de esperanza.
La detención del arca no fue solo un hecho geográfico al azar.
Representó el fin del castigo divino y la afirmación de que la vida en la
tierra debía continuar, ahora con una responsabilidad moral renovada. No
fue un regreso al pasado, sino un llamado al futuro.
¿Por qué Israel
eligió este día para atacar a Irán?
El 13 de junio de 2025 (17 de Sivan 5785), Israel lanzó un ataque
decisivo contra instalaciones estratégicas iraníes. Aunque las razones
militares eran claras: detener el avance nuclear y responder a amenazas
existenciales, la elección de la fecha ha despertado reflexión en muchos
sectores religiosos y espirituales.
¿Fue casual? ¿Fue una señal? ¿O una declaración con raíces más
profundas?
Desde una mirada de fe, Israel eligió actuar en una fecha que,
bíblicamente, está marcada por la esperanza después del juicio. El
paralelismo es potente: así como el arca se detuvo tras la destrucción para dar
inicio a un mundo nuevo, Israel decidió responder después de años de amenazas,
persecuciones, ataques y silencio internacional. Y lo hizo no como gesto de
venganza, sino como afirmación de vida, de defensa, de futuro.
La aplicación
espiritual: del diluvio al pacto
El 17 de Sivan no solo habla de fin, de juicio, sino de inicio y de
restauración. Adonai estableció un pacto con Noé, y con toda la humanidad,
prometiendo no destruir nuevamente la tierra por medio del agua (Génesis 9:11).
A cambio, se esperaba una humanidad responsable, justa, respetuosa de la vida.
Con ese mismo espíritu, muchos ven el ataque israelí no como una guerra
más, sino como una declaración contundente de que Israel no permitirá que
fuerzas que predican el odio y la destrucción acumulen armas para borrar al
pueblo judío del mapa.
En un contexto donde Irán ha financiado y alentado grupos como Hamás,
Hezbollah y los hutíes, la decisión de Israel, lanzada precisamente en el
aniversario del fin del diluvio, puede ser vista como un acto de
restauración del orden y de afirmación de su derecho a existir.
¿Qué puede
significar esto para los creyentes?
Para los cristianos que amamos a Israel y creemos en las promesas de Adonai, el momento es profundamente simbólico. Así como Noé recibió
instrucciones para salvar a su familia y preservar la vida, Israel hoy actúa
para proteger a su pueblo. La imagen del arca es también la imagen de un
remanente fiel que, en medio de las tormentas del mundo, confía en el pacto
de Adonai.
Este 17 de Sivan, mientras las noticias hablan de misiles y diplomacia, la
Torá nos recuerda que hay fechas que resuenan con el eco del propósito eterno.
Israel no actúa solo: su historia está entretejida con las Escrituras. Y sus
decisiones, incluso las militares, pueden tener un peso espiritual que va más
allá de los titulares.
Conclusión: la
fecha no fue al azar
El 17 de Sivan, día de esperanza tras el juicio, no parece ser una
simple coincidencia. Es una afirmación de que el pueblo judío sigue
escribiendo su historia con conciencia, con memoria y con fe.
Hoy, como en los días de Noé, se levanta una señal: la vida es
sagrada, la justicia es necesaria, y el pacto con Adonai sigue vivo.