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Israel celebra 77 años de independencia: historia, fe y milagro

Por: César Echezuría G.

El 1° de mayo, Israel conmemoró 77 años de vida independiente. Un hito que celebra no solo el renacimiento de una nación, sino también la vigencia de una promesa espiritual. En medio de desafíos y amenazas, Israel sigue siendo un símbolo de resiliencia, innovación y esperanza. Para millones de cristianos en el mundo, esta conmemoración reafirma el lazo profundo con la tierra prometida y su pueblo elegido.

El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión leyó la declaración de independencia del Estado de Israel, y con ello, el pueblo judío volvió a tener una patria soberana en la tierra de sus antepasados. Ese acto, sucedido tras siglos de dispersión, persecución y esperanza inquebrantable, marcó un punto de inflexión en la historia del mundo. Hoy, 77 años después, Israel no solo sobrevive: prospera, avanza, y sigue desafiando las probabilidades.

Una historia de renacimiento

El Estado de Israel nació en circunstancias extraordinarias. Tan pronto como fue declarado, cinco ejércitos árabes lo atacaron. Sin embargo, contra todo pronóstico, resistió. Desde entonces, ha enfrentado guerras, oleadas de terrorismo, aislamiento diplomático y una constante amenaza a su existencia. Pero también ha visto regresar a millones de judíos dispersos, ha reverdecido desiertos, ha recuperado el idioma hebreo y ha dado al mundo avances científicos, médicos y tecnológicos de enorme impacto.

Celebrar 77 años es celebrar una historia de supervivencia milagrosa y renacimiento nacional. Es recordar que lo que parecía imposible, ocurrió. Y que detrás de ese logro no solo hubo política y estrategia, sino también una fuerza espiritual que millones reconocemos como la mano de Dios.

Un modelo de nación moderna

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Si Pese a su pequeño territorio y a estar rodeado por amenazas constantes, Israel ha construido una sociedad vibrante y próspera. Es una democracia plural, con libertad de culto, prensa, pensamiento y participación. La innovación israelí en medicina, tecnología, ciberseguridad, agricultura y energías limpias, lo posiciona como una “start-up nation”, admirada y consultada por países de todos los continentes.

Además, es un centro de espiritualidad global: judíos, cristianos y musulmanes ven en Jerusalén un corazón que late con siglos de historia, fe y promesas.

-      En estos 77 años, Israel ha demostrado que la modernidad no está reñida con la tradición; que se puede avanzar sin olvidar las raíces. Y que cuando un pueblo cree en su destino, ninguna adversidad logra detenerlo.

La conexión con el mundo cristiano

Para millones de cristianos en todo el mundo, la existencia de Israel es más que un hecho político: es la confirmación viva de las Escrituras. Apoyar a Israel no es una posición ideológica, sino espiritual. Es reconocer que Dios hizo una promesa a Abraham, y que esa promesa sigue viva.

La Biblia nos dice en el Salmo 122:6, “Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman”. Cada aniversario de independencia es, entonces, una oportunidad para orar por la paz de Israel, para apoyar su derecho a vivir en paz y con seguridad, y para renovar el vínculo que nos une como creyentes.

Desafíos presentes, esperanza futura

Este 77º aniversario llega en un momento complejo. Aún hay rehenes en manos de Hamás tras el ataque del 7 de octubre de 2023. La amenaza de Irán y sus aliados regionales persiste. La polarización interna genera tensiones. Y, como vimos recientemente, nuevas formas de violencia —como los incendios provocados— buscan alterar la vida cotidiana del país.

Pero como han repetido sus líderes en estas fechas, Israel ha aprendido a crecer incluso en medio de la adversidad. El pueblo que salió del Holocausto y construyó un Estado fuerte y libre en una tierra árida, sabe que su mayor arma es la fe en su causa, en su historia, en su misión.

Una celebración que nos incluye

Desde nuestras iglesias, hogares y corazones, los cristianos que amamos a Israel también celebramos estos 77 años. Nos sentimos parte de ese milagro, de ese testimonio de fidelidad divina, de esa perseverancia humana.

Israel no es solo un país: es una señal viva de que las promesas de Dios se cumplen.

Al encender las velas, al ver ondear la bandera azul y blanca, al escuchar el himno “Hatikvá” (La Esperanza), recordamos que somos parte de una historia común, que nos une más allá del tiempo y la distancia.

Feliz aniversario 77, Israel. Que el Señor te bendiga, te guarde y te dé paz.
Am Yisrael Chai – El pueblo de Israel vive.


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