Oremos para Frenar el Avance del Enemigo
Por: César Echezuría
“La gente no nace odiando a
los judíos. Se necesitó mucha inversión y energía cultural para crear la imagen
de un judío a exterminar”, es una frase del filósofo y profesor argentino Tomás Abraham.
Es una verdad irrefutable.
El pueblo judío ha soportado persecuciones, destierros, segregación y muerte
por parte de sus enemigos. Enemigos que no están solo en el Medio Oriente, sino
que, ahora, están regados por todo el mundo.
Incluso antes de que Europa
fuera cristiana, los griegos y romanos paganos ya perseguían a los judíos. El
Estado de Israel fue fundado por gente que huía del odio a Israel en Europa,
por supervivientes del holocausto.
El antisemitismo es muy
antiguo, pero cada vez más fuerte y está más arraigado en muchos países, tanto
en Europa del Este como en la Occidental. El enemigo ha hecho un trabajo muy
fuerte y ha invertido muchos recursos para inocular su odio a Israel en las
mentes de los occidentales. Ahora es preciso preguntarnos si en verdad, aún,
hay países amigos de Israel en Europa. Si serán amigos de Israel, o simplemente
serán amigos de los negocios que hacen con Israel y de los beneficios que
reciben desde allí.
Además, ahora el
antisemitismo es más fuerte en Europa, y lo será cada vez más, porque el
continente europeo está siendo invadido por una gran fuerza que viene del
Oriente Medio y del Norte de África, y que representa al más grande enemigo de
Israel: el islamismo. Y también van camino de Norteamérica.
Hoy día vemos con asombro que, por primera vez en
la historia, las naciones que son invadidas no solo no se defienden, sino que
promueven y financian la invasión, lo cual es un contrasentido.
De la mano del progresismo, y en nombre de un falso
interculturalismo e integracionismo, y del peor y más falso de los argumentos:
la inclusión, el enemigo de Dios está entrando por la puerta grande, frente a
todos, a la vista de todos. De esto
fuimos advertidos en las sagradas escrituras, pero vivirlo y soportarlo no es
agradable ni fácil.
Debemos negarnos a ver
occidente en manos de los musulmanes. Apoyemos a Israel porque es el muro de
contención en el Medio Oriente, para que no avancen, primero sobre Europa y,
después, sobre el mundo entero.
Nosotros, desde nuestra
posición, no podemos hacer nada más que orar a Yeshúa, el Dios verdadero. Hay
que hacerlo con toda la fe de nuestro corazón.