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El Día de Luto que Unió a Todo el Pueblo Judío
Ariel Bibas, Kfir Bibas, Shiri Bibas (madre), y
Oded Lifshitz, los cuatro primeros secuestrados entregados sin vida, el 20 de
febrero.
El 20 de febrero fue
un día para no olvidar. Un día de esos que cambian la historia. Un día de
inmenso dolor. Un día de luto para el pueblo judío. Un día que debió ser de
luto para el mundo entero, pero que muchos ignoraron. Aún en occidente. Es
entendible que no haya sido de luto para los musulmanes. Pero no fue un día de
luto para la ONU, ya que ni su Secretario General, Antonio Guterres, ni su
funcionaria defensora de Hamás, Francesca Albanese, tuvieron la dignidad de
condenar los hechos.
Tampoco fue un día de
luto para la UNICEF, que supuestamente defiende los derechos de los niños.
Claro, que no sean judíos, porque nunca reclamó a los terroristas por la
libertad de los niños Bibas.
Ni tampoco fue de luto
para algunos líderes latinoamericanos y mundiales, esos que se llaman a sí
mismos progresistas. Esos líderes que se dicen “defensores de la vida” y que en
cada discurso hablan de genocidio y de niños asesinados. Esos líderes, como el
presidente de Colombia, Gustavo Petro, que llama a los israelíes “asesinos de
niños”, pero no se preocupa por los cientos de asesinatos que hay cada día en
su país, ni por los miles de desplazados, ni por los niños que mueren por
desnutrición o con un fusil en la mano, reclutados por la guerrilla.
Ninguno de estos falsos líderes condenó el circo, el show mediático con
los ataúdes, la burla al pueblo judío y la celebración de la muerte. No se
indignaron con el culto a la muerte que hizo Hamás. Si. El culto y la
celebración de la muerte de los niños judíos.
El 20 de febrero fue el desenlace de algo que no debería ocurrirle a
ningún niño. Ni judío, ni cristiano, ni musulmán. Que no debería ocurrirle a
nadie. Nunca.
Pero los ejecutores de estos crímenes se sienten fuertes y, con
seguridad, lo volverán a hacer. Se sienten fuertes porque sus cómplices, todos
ellos antisemitas que, aunque no son mayoría, sí hacen mucho ruido para apoyar
el falso relato que los justifica. Y no, realmente no son mayoría, pero ocupan
presidencias, dictaduras y organismos internacionales, en Latinoamérica, en
África, en Oriente Medio y, aún, sorprendentemente, en Europa.
Todos sabemos quiénes son. Los conocemos, sabemos sus oscuros intereses.
Y todos sabemos, y también estamos seguros, que quedarán registrados en la
historia de la ignominia.
Todos los israelíes expresaron su dolor y rabia ante la brutalidad
sufrida. La conmoción y la impotencia marcaron sus reacciones. Todos, por
unanimidad. El Primer Ministro, el Presidente, los jefes militares y políticos,
pero, también, los ciudadanos corrientes. Todos, sin excepción, de todas las
condiciones, de todas las edades. Todos unidos por su causa. Todos ellos, por
convicción y tradición, defensores de la vida. Pero, todos ellos, por
unanimidad, reclamando justicia.
Todos, ahora sí… todos, sin excepción, unidos, clamando por la
destrucción total del enemigo.