Noticias y Actualidad 4 de noviembre
Hamás negocia la paz… pero se arma mientras tanto
Pr: Cesar Echezuria
A medida que se firman frágiles treguas y se negocian ceses al fuego, Hamás parece estar usando las pausas para reconstruirse y reconstituir su poder. Este artículo analiza cómo la organización islamista convierte la diplomacia en estrategia, y los desafíos que esto impone a la Franja de Gaza, a Israel y a los creyentes que oran por la paz.
En el escenario bélico‑diplomático de Gaza que hoy se vive, una dinámica inquietante cobra fuerza: mientras se convive con las discutibles treguas y acuerdos de alto al fuego, tras bambalinas una estrategia de reconstrucción y reconfiguración del poder se activa. Varios analistas describen este fenómeno como el “juego macabro de Hamás”, una organización que aprovecha las pausas de las negociaciones para recomponerse, rearmarse y mantener su influencia.
Las fuentes de inteligencia israelíes ya han advertido siempre, y en este boletín lo hemos comentado, que Hamás utiliza las fases de tregua no para rendirse, sino para reestablecer sus redes infraestructurales, preparar ataques futuros y mantener una ventaja táctica. Mientras tanto, la población de Gaza vive en una esperanza contenida y en una realidad de destrucción persistente, como lo revelan los testimonios de civiles que afirman “sentirse en una trampa”.
Para Israel, el reto es doble: negociar parciales ceses de violencia sin dar señales de debilidad y, al mismo tiempo, impedir que Hamás reconstruya su poder militar en Gaza. Para los cristianos, el momento llama a la reflexión: saber que la paz negociada no siempre equivale a una victoria duradera, y que la vigilancia espiritual puede requerir tanto fe como discernimiento.
La clave está en la implementación: ¿se lograrán los mecanismos de supervisión, desarme y reconstrucción genuina? O ¿será simplemente otra pausa estratégica que permitirá al adversario alzarse de nuevo? Las respuestas determinarán no solo el futuro de Gaza, sino el de toda la región.
Reflexión final
“Bienaventurados los pacificadores” (Mateo 5:9) nos invita a orar por la paz. Pero también nos advierte: la paz no es solo ausencia de conflicto, sino justicia, seguridad y verdad. Mientras Hamás negocia, pero se arma, los hijos de Israel y los seguidores de Cristo están llamados a estar alerta, orando por ambas dimensiones: libertad y reconciliación
