Editorial Agosto 25

 

Jerusalén: Ciudad eterna del pueblo judío y cuna espiritual de la humanidad



Por César Echezuría

 

Jerusalén, ciudad cuna de las tres grandes religiones monoteístas y del pueblo judío, ha resistido siglos de destrucción, odio y persecución. Hoy, Jerusalén nos invita a reflexionar sobre su historia milenaria y su mensaje de luz para el mundo.

 
Un pueblo eterno, una ciudad indestructible
Doce huellas sagradas del alma judía en Jerusalén
Una historia injusta con un gran pueblo
 
Conclusión: Jerusalén no es solo una ciudad. Es una profecía viva.
Caminar por las calles de Jerusalén es tocar la historia sagrada con los pies. Defender su legado es abrazar el plan de Dios para la humanidad. Seamos conscientes de que acompañar al pueblo judío en su lucha es honrar la verdad milenaria que aún hoy ilumina desde Sion.

 

Desde hace más de tres mil años, Jerusalén ocupa el corazón del pueblo judío y la conciencia espiritual de la humanidad. Allí se cruzan caminos de fe, memoria y esperanza. Es la ciudad donde Abraham ofreció a su hijo, donde el rey David estableció la capital del Reino, donde se alzaron los Templos Sagrados y donde, generación tras generación, millones han orado con un mismo anhelo: el regreso.

 

El nombre Jerusalén es una combinación de dos palabras hebreas: yireh (verá) y shalem (paz, plenitud). «Y entonces Abraham llamó a ese lugar 'Dios verá', como se dice hasta el día de hoy: 'En el monte, Dios será visto'». En hebreo, «verá» se traduce como yireh.

Anteriormente, esta ciudad se conocía como Shalem (Salem). Juntas, estas dos palabras forman Yerushalayim o Jerusalén (en español). Pero, yireh shalem también tiene un significado alternativo: «reverencia absoluta». Al entrar en esta ciudad, se siente una reverencia a Dios, mayor y palpable. Es una ciudad donde se alcanza con mayor facilidad un estado de éxtasis absoluto, de unión con lo divino.

Pero Jerusalén no es solo pasado. Es también presente vibrante y promesa de redención futura. Es el lugar donde la fe judía sigue palpitando entre piedras milenarias, donde cada calle guarda ecos de historia y donde cada oración pronunciada junto al Muro de los Lamentos se eleva como un lazo entre la tierra y el cielo.

 

Perseguido durante siglos, el pueblo judío ha conservado a Jerusalén como símbolo de su identidad, unidad y destino. A pesar de haber sido expulsados, silenciados o atacados, los judíos nunca han dejado de mirar hacia Jerusalén. Tres veces al día, en cada oración, la ciudad es mencionada. El alma judía vive orientada a Sion.

 

 

En este artículo queremos recordar o poner de presente, doce datos poderosos que revelan la profunda e ininterrumpida presencia judía en Jerusalén, y que vale la pena destacar:

 

1.      Presencia judía constante: A diferencia de lo que muchos creen, siempre ha habido judíos viviendo en Jerusalén. Incluso durante las peores persecuciones y expulsiones, pequeñas comunidades de judíos siempre se mantuvieron.

2.      Tres Templos sagrados: Dos construidos y destruidos en la antigüedad (el de Salomón y el de Herodes) y otro, el Tercero, por siglos anhelado. El Monte del Templo sigue siendo el corazón espiritual del pueblo judío.

3.      El Muro Occidental (Kotel): Más que ruinas, es testimonio de fe inquebrantable. Cada piedra está empapada de oración, lágrimas y esperanza.

4.      La piedra de Jerusalén: La ciudad ha sido edificada con una piedra especial, de color dorado. Cuando el sol se pone, Jerusalén brilla como ninguna otra ciudad.

5.      El Barrio Judío: En plena Ciudad Vieja, el barrio judío fue destruido en 1948 y reconstruido tras 1967. Hoy florece con escuelas, sinagogas y vida comunitaria.

6.      La Sinagoga Hurva: Fue dinamitada por los jordanos pero, como símbolo de la restauración judía, fue completamente reconstruida. Su nombre, que significa "ruina", hoy es símbolo de renacimiento.

7.      Monte de los Olivos: Antiguo cementerio judío y lugar profético. Desde allí se contempla la ciudad santa con visión escatológica y esperanza de redención.

8.      Murallas de la Ciudad Vieja: Construidas en el siglo XVI por el sultán Suleimán, protegen aún hoy la esencia espiritual de Jerusalén.

9.      Las puertas de la ciudad: Cada una de sus puertas tiene una gran historia. La Puerta de los Leones, la de Sion o la de Jaffa narran conquistas, retornos y resistencia.

10. El hebreo renacido: En Jerusalén resucitó la lengua hebrea como idioma cotidiano, después de siglos de haber sido solo litúrgico.

11. El regreso del Sanedrín: Hoy existe un cuerpo rabínico que, aunque no oficial, busca restaurar el tribunal espiritual del pueblo.

12. La Jerusalén de oro: Desde canciones, poemas y banderas, el alma judía canta y clama por su ciudad sagrada.

 

Estos elementos no son solo recuerdos. Son realidades vivas que reflejan el alma indestructible del pueblo judío y su vínculo sagrado con una gran ciudad.

 

Jerusalén ha sido, y es, la ciudad de todos, pero, en especial, la capital espiritual del pueblo judío. Lo expresó muy bien el alcalde Moshe Lion: “Todos deben sentir que la ciudad es suya. Jerusalén realmente es el centro del mundo”. Y lo reafirma la vicealcaldesa Fleur Hassan-Nahoum: “Aquí, pasado y futuro, cielo y tierra, oriente y occidente, se encuentran y conviven”.

 

Pero el mundo no ha sido siempre justo con Jerusalén ni con su pueblo. A lo largo de milenios, los judíos han enfrentado persecuciones, mentiras, odio y campañas de exterminio. Y, aún hoy, existen quienes buscan negarles su derecho a vivir allí, o incluso a existir.

 

Por eso, quienes creemos en la verdad, la fe y la promesa bíblica, tenemos una gran responsabilidad: alzar la voz frente a la mentira, para apoyar la vida frente a quienes promueven la destrucción, y para reconocer que, en Jerusalén, no solo late el corazón de una nación, sino también una esperanza para el mundo. Defendamos con palabras y acciones el derecho del pueblo judío a vivir en paz, a conservar su herencia y a seguir bendiciendo al mundo desde Jerusalén.

 

                                      

Entradas populares de este blog

ROSH JODESH Kislev - כִּסְלֵו

Editorial Marzo 2025