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El Futuro de Gaza Después de la Guerra
Por César Echezuría
Tras el alto el fuego
entre Israel y Hamás, el intercambio de rehenes y la posibilidad de que el
conflicto finalice, la atención se centra ahora en la monumental tarea de
reconstruir y gobernar la Franja de Gaza, devastada por 15 meses de guerra.
En primer lugar, está
por verse quién asumirá la reconstrucción de las infraestructuras destrozadas y
la reubicación de la población desplazada en este territorio palestino,
gobernado desde 2007 por el movimiento islamista Hamás.
Hay algunas preguntas
que se deben resolver para poder entender cuál será el futuro de Gaza. ¿A quién
le interesará asumir esta reconstrucción? ¿Por qué y para qué? ¿Quién tiene
capacidad para hacerlo? Y luego ¿quién la gobernará?
Pero una cosa está
clara: los palestinos por sí mismos están en total incapacidad de hacerlo.
Históricamente no han producido nada, no han generado riqueza, han vivido de
las dádivas, principalmente de Israel y occidente, paradójicamente, a quienes
quieren destruir.
¿Les interesa a los
árabes hacerlo? ¿Por qué van a gastar millones y millones en un territorio que
está frente a Israel, y cuyos habitantes no dejarán de vivir para su objetivo
de destruir al vecino, del cual obtienen casi todo lo que necesitan para sobrevivir?
Seguramente las
guerras y la destrucción se sucederán eternamente si los palestinos no
abandonan esta mentalidad y no piensen en un futuro libre de odios y con la
meta puesta en otros intereses como el bienestar de su propio pueblo.
Y… ¿por qué le
interesaría hacerlo a países occidentales, como Estados Unidos o los miembros
de la Unión Europea?
Dada la magnitud de la
destrucción material y humana que ha vuelto Gaza inhabitable, hay que pensar en
los intereses geopolíticos y económicos. Ya lo ha dicho Donald Trump en
múltiples ocasiones: su interés en la reconstrucción de Gaza es total, y sus planes
de futuro son muy grandes ¡siempre y cuando no haya palestinos!
Los antecedentes que
dificultan la solución
- El caos reina en
Gaza: Hamás se ha visto significativamente debilitado (aunque está lejos de ser
totalmente aniquilado), por la guerra con Israel, que se niega, por su parte, a
abandonar el territorio sin garantías de seguridad.
- La inviabilidad
económica de los propios palestinos para reconstruir su territorio y las
ciudades, que perdieron toda su infraestructura. La red eléctrica, que venía de
Israel, ya no estará a su disposición, y la distribución de agua ha sufrido
graves daños. Y solo unos pocos hospitales están operativos, ya que la mayoría
sufrieron las consecuencias de ser utilizados como base, almacenamiento de
armas, refugio y escondite de los terroristas de Hamás.
- Y lo más difícil, la
grave situación humanitaria de Gaza, que ya antes de la guerra estaba castigada
por la pobreza, el alto desempleo y la falta de interés propio en asumir un
desarrollo sostenible.
La ONU estima que la
reconstrucción del territorio llevará al menos 15 años y costará alrededor de
50.000 millones de dólares.
Si la Autoridad
Palestina se hiciera cargo de la situación, dependería total y exclusivamente
de donantes externos porque carece de recursos propios.
Sus planes de
reconstrucción dependerían de las monarquías del Golfo, principalmente de
Arabia Saudita, que tendrían que dar su apoyo financiero. Pero estas naciones
insisten cada vez más en que la era de la financiación incondicional ya ha
terminado.
Sabemos que los países
árabes exigen, como condición para dar su ayuda financiera, que se emprenda un
proceso político para crear un estado palestino. Pero esta es una
condición que Israel rechazará, a causa del 7 de octubre y todas las
consecuencias que trajo, y que estarán presentes por siempre. Israel no
aceptará jamás la solución de los dos estados.
¿Qué quieren los
palestinos?
Hamás ganó las últimas
elecciones legislativas palestinas de 2006 por amplia mayoría, y tomó el poder
en 2007 tras expulsar en enfrentamientos violentos al movimiento Fatah, del
presidente palestino Mahmud Abás. Pero, ahora, el movimiento islamista afirma
ahora que no busca gobernar Gaza tras la guerra y que prefieren que gobierne
Gaza una entidad palestina. Y los líderes palestinos de todas las facciones
insisten en que el futuro de Gaza es una decisión que les corresponde solo a
ellos, rechazando cualquier interferencia extranjera.
Por su parte, ya no
solo el primer ministro Benjamín Netanyahu, sino toto Israel por unanimidad, se
niegan ahora a que Hamás o Fatah tengan un papel central en el gobierno de Gaza
tras la guerra.
Un planteamiento que
gana adeptos es la posibilidad de una fuerza internacional en la que participen
Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos y la Unión
Europea, aunque los detalles aún no están claros.
Sin embargo, como es
lógico, cada uno querrá hacer prevalecer sus propios intereses. Pero la
cuestión más difícil es saber si, aunque se lograra el difícil consenso que se
prevé entre ellos, ¿los propios palestinos permitirán que la solución,
cualquiera que sea, llegue, o querrán persistir en su odio ciego hacia Israel y
buscando eternamente su destrucción, aun a costa del futuro de su propio
pueblo?